Gripe y Antibióticos: Una mala combinación
Tengo gripe… ¿debo tomar antibióticos?
Sensación de malestar, dolor de cabeza y garganta, fiebre, tos y congestión nasal son algunos de los síntomas que avisan de la llegada de la gripe. Si tu primer impulso para combatir esos síntomas es echar mano a los antibióticos, deberías detenerte un segundo porque podrías hacerte más daño que bien.
¿Cómo actúan los antibióticos?
Intentar cortar una infección viral usando antibióticos es cómo llenar el depósito de la gasolina con aceite de motor y esperar que el coche funcione, no tiene sentido.
Los antibióticos se usan para tratar infecciones causadas por bacterias. Algunos antibacterianos, como la penicilina, eliminan las bacterias atacando directamente su pared celular. Los agentes bacteriostáticos simplemente detienen el crecimiento bacteriano. De esta forma ganan tiempo para que el sistema inmunológico detenga la infección.
La elección de uno u otro tipo de antibiótico dependerá del tipo de bacteria a atacar, por lo que consumirlos “por si acaso” también es totalmente contraproducente y puede terminar generando una resistencia a los antibióticos. En práctica, las bacterias se han expuesto tanto a los antibióticos que han mutado para resistir su acción y estos dejan de ser eficaces.
¿Por qué los antibióticos no son eficaces para atacar la gripe?
¿Sabías que las bacterias son hasta 100 veces más grandes que un virus? Pero no dejes que su pequeño tamaño te engañe porque son inmunes a los antibióticos. Los antibióticos no dañan los virus porque estos tienen una estructura diferente y usan una estrategia distinta para multiplicarse.
Los antibióticos son como misiles enviados hacia las bacterias. No dañan las células pues están diseñados para afectar únicamente el metabolismo, estructura o material genético de las bacterias. Para eliminar los virus, al contrario, es necesario atacar las células pues estos las usan para replicarse.
Los virus de la influenza, que son los causantes de la gripe, primero infectan las mucosas de la nariz y la garganta, pero luego viajan por las vías respiratorias hasta llegar a los pulmones. A lo largo de ese viaje se van adhiriendo a las células epiteliales. Una vez dentro de las células sanas, secuestran la maquinaria de fabricación de proteínas para generar las suyas y crear más partículas virales. Así convierten tus células en auténticas fábricas de nuevos virus. Cuando las nuevas partículas virales maduran, invaden otras células sanas. Por eso los antibióticos no son una opción para combatir los virus.
¿Cómo se tratan los virus?
Puedes tratar los virus de dos maneras distintas: tratar directamente el virus de la gripe con antivirales o combatir los síntomas de la gripe con los antigripales.
Los antivirales impiden que el virus siga infectando a otras células del organismo o detienen la acción de las células infectadas para que no liberen su carga viral. Para el virus de la gripe no se suelen necesitar antivirales (los antivirales solo están indicados en determinados grupos de riesgo).
Cuando tienes gripe el tratamiento de elección son los antigripales para combatir sus síntomas, como Frenadol Complex. Sus diferentes principios activos se encargan de aliviar el dolor leve o moderado, la tos improductiva, la fiebre o reducir la secreción nasal. Si tienes un sistema inmunológico sano, es mejor que alivies los síntomas de la gripe y dejes que tus defensas se encarguen del virus, ¡te recuperarás completamente en unos cinco o siete días!